¿Demasiado ocupado o sólo desorganizado? 4 formas para replantear tu tiempo en el trabajo Quejarse por la falta de tiempo se ha convertido en un estilo de vida pero pocas veces analizamos las ‘fugas’ en las que se nos consume la jornada laboral.

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Hay una frase que ronda por los pasillos de cualquier empresa y que se escucha todos los días y a todas horas: “No tengo tiempo, estoy muy ocupado”.

Es cierto, los ritmos laborales e incluso los personales, son cada vez más rápidos y demandantes pero ¿de verdad se puede estar ocupado todo el tiempo o es sólo es una excusa ante nuestra falta de organización?

Quejarse por la falta de tiempo se ha convertido en todo un estilo de vida, sin embargo, haciendo un recuento de las actividades diarias que realizamos en el trabajo, podríamos descubrir que en la mayoría de las ocasiones, se trata de simples ‘fugas’ de productividad y un desconocimiento de cómo aprovechar correctamente la jornada laboral.

En Jobomas te compartimos algunos tips que te servirán para gestionar de manera adecuada tu tiempo en el trabajo, administrar tus actividades de forma ‘útil’ y darte un respiro para disfrutar todo aquello que realizas. Apunta:

 

#1. Lleva un registro

Cuando nos planeamos determinados objetivos, siempre es importante llevar un récord de la situación inicial y de nuestros avances. Es importante hacer una lista detallada de nuestras actividades y el tiempo que les dedicamos, al menos por una o dos semanas. Por ejemplo, 15 minutos diarios a redes sociales significarían una hora y media a la semana, mismo tiempo que podrías ahorrarte priorizando tus actividades y dedicarlo a una tarde de café u ocupar los mismos minutos para una caminata que de paso, te ayudaría a mantenerte saludable y relajado. Hacer conscientes todos estos factores nos motiva para avanzar en aquello que estamos haciendo bien, pero también para replantear estrategias y modificar las conductas que nos están estancando.

 

#2. No sólo duermas, descansa.

De nada sirve que duermas ocho horas si tu calidad efectiva de descanso es de sólo cinco. Y tampoco vale la pena que te desveles por terminar un proyecto al que podrías dedicarle más tiempo en la oficina si organizaras tus horas productivas. En la medida en que logres reponerte del desgaste diario del trabajo, tu rendimiento será mayor y tendrás la energía suficiente para cubrir las tareas que se han quedado pendientes.

 

#3. Analiza en qué quieres invertir tu tiempo

El trabajo debe ser un equilibrio de la vida personal y satisfactor de otras necesidades. Visualiza aquello que quieras hacer con tu tiempo, como por ejemplo, dedicarte a algún deporte. Haz un estimado del tiempo que requieres para esa actividad y luego con el registro de actividades diarias que hiciste al comienzo, empieza a replantear tu agenda. Elimina tiempos muertos, prioriza tareas urgentes y dedícale a cada tarea, un tiempo determinado. Toma en cuenta que aún cuando trabajes un promedio de 50 horas a la semana y duermas 56, te quedan alrededor de 60 horas para aprovechar, sólo es cuestión de organización.

 

#4. Cambia tu lenguaje

Pocas personas le dan importancia al peso que tienen las palabras en la vida cotidiana pero éstas influyen directamente en nuestra actitud y nuestro estado de ánimo. Haz un ejercicio para modificar tu lenguaje verbal y deja a un lado expresiones como “no tengo tiempo” por “esto no es prioritario” o “primero debo resolver esto”. Realiza comparativos sobre situaciones ordinarias que no podrías posponer como “no tengo tiempo para ocuparme de mi salud porque no es importante” y eso te reflejará el verdadero peso de cada circunstancia.

 

El tiempo es una constante en la vida y ningún ser humano tiene la capacidad de detener su flujo natural, de lo que sí somos capaces es de decidir cómo lo aprovechamos y de qué manera cosechamos los frutos de nuestra inversión. Nuestro futuro laboral sólo puede construir con las determinaciones que tomemos en el presente.

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