Injusto golpe para la industria del biodiésel La industria local de biodiésel viene padeciendo una serie de dificultades y obstáculos que ponen en serio riesgo la continuidad de muchos emprendimientos.

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La primera complicación para el sector vino desde el exterior, cuando España decidió en los últimos meses del año pasado excluir a todas las compañías productoras argentinas del mercado del biodiesel en ese país, lo que algunos interpretaron como una represalia a la privatización de YPF por parte del Gobierno Nacional; y ahora, una serie de medidas tomadas por la Unidad Ejecutiva Interdisciplinaria de Monitoreo, integrada por los Ministerios de Economía, Planificación Federal e Industria y la AFIP, entre otros organismos públicos, amenaza con quitar la previsibilidad y rentabilidad que, como cualquier actividad comercial, también necesita este sector. Según alertó la Cámara de Empresas Pyme Regionales Elaboradoras de Biocombustibles (CEPREB), la falta de actualización de la publicación de precios del biodiesel en el mercado interno ha puesto al borde de la quiebra a estas pequeñas y medianas empresas, ya que al publicarse los precios de venta de biodiésel correspondientes a los meses de octubre y noviembre de 2013 con una diferencia mayor que 1000 pesos por tonelada por debajo de los costos, se ha empujado a la crisis a todo el sector. Parece olvidarse así el enorme potencial que tiene el país para elaborar estos productos y la posibilidad que se abre para la generación de empleo. Ahora, con la devaluación del peso, los costos de producción de biodiésel se han disparado porque buena parte de los insumos están atados a la moneda norteamericana. En este nuevo y lamentable escenario, no tardaron en aparecer amenazas de cierre de plantas y reducción de personal. Cabe recordar que la industria del biodiesel está presente en siete provincias, entre ellas el Chaco, y que el esfuerzo y la constancia de las empresas permitió ubicar a la Argentina como cuarto productor mundial de biodiésel, en un mercado global exigente que es liderado por Alemania, Francia y Brasil.

España era el cliente más importante que tenía el biodiésel argentino en el exterior, pero las decisiones adoptadas en la península ibérica que derivaron en la suspensión de las compras a los productores argentinos de este biocombustible, obligaron a las empresas locales a replantear estrategias. Lo que en su momento se vio como una oportunidad para que el sector, a partir de la dificultad proveniente del exterior, se desarrolle con nuevos y mejores productos, ahora se vuelve una carga difícil de llevar, ya que paradójicamente los problemas surgieron en este momento en el frente interno, de organismos públicos que incluso apoyaron la puesta en marcha del Régimen de Promoción y Producción de los Biocombustibles.

Obligar a una industria a producir por debajo de sus costos es un error aquí y en cualquier parte del mundo, y sólo logrará desalentar esta incipiente y prometedora industria, que con aciertos y errores, posicionó al país como un jugador de peso en materia de biodiésel en el mercado global, abriendo nuevas posibilidades para los productores de otros carburantes alternativos.

Si la producción de biocombustibles se presentó oportunamente como un desafío y, a la vez, una oportunidad también para el Chaco y la región, que cuentan con una importante producción de oleaginosas, hoy las medidas adoptadas por organismos oficiales parecen ir a contramano del impulso que recibió el sector a partir de 2006, año en que se puso en marcha el régimen de promoción. Es de esperar que se revierta esta injusta situación que afecta a las pymes productoras de biodiésel, y que se retome la senda que impulsó a estos emprendimientos, que son claves en un mundo que marcha hacia un mayor consumo de la llamada “energía verde”, es decir, de carburantes ecológicos obtenidos a partir de biomasa vegetal o animal, que son renovables y pueden reemplazar a los combustibles derivados del petróleo.

 

Fuente: Norte.

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